Eberhard Köller

Eberhard Köller

Descripción Psicológica

Eberhard es un joven de trato agradable. Alguien amigable con el que se puede contar si se le necesita. Le gusta estar con la gente y mantener conversaciones sobre cualquier tema que resulte interesante. A pesar de esto puede mostrarse tímido con algunas personas, según quiénes sean, por ejemplo con aquellas a las que tiene respeto como los profesores. Eberhard es alguien cariñoso y familiar, así que sus amigos siempre se sentirán bien a su lado al igual que sus familiares. Aunque, a pesar de todo, a veces también se puede mostrar algo serio y huraño, cuando está de mal humor —esto normalmente suele ser porque no ha dormido bien, suficiente o le han despertado antes de tiempo—, nadie debería despertarle antes de tiempo porque eso lo pone muy irritable. Esta faceta le viene de uno de sus padres.
No le gusta estar mucho tiempo sin hacer nada porque es bastante activo, de pequeño sus padres tenían que ir detrás de él por toda la casa cuchara en mano para darle de comer. Le encanta leer, cuando se está dedicando a eso es cuando más cómodo se encuentra estando quieto, pero por lo demás suele hacer ejercicio nadando o jugando a algún deporte, como el fútbol. Es muy protector con los demás, a veces incluso con gente que no conoce, siempre intenta defender a los demás y no deja que nadie se meta con las personas a las que quiere y aprecia. En el ámbito amoroso es una persona cálida, cariñosa y detallista que siempre intentará no agobiar a la otra persona.
Es un chico inteligente que saca buenas notas y piensa las cosas con claridad, intentando que su mente no se nuble. No se deja engañar por los demás, siempre comprobará las cosas antes para juzgar por sí mismo antes de cometer un error por las habladurías de otros. Le gusta resolver enigmas —sobre todo los de la sala común— y practicar la magia. A veces le gusta hacer bromas, pero sin que estas lleguen a ser pesadas, y se ha ganado un buen puesto en la escuela, aunque muchos aún arremeten contra él aprovechándose de algo que le hace mucho daño, y es el tema de la familia de uno de sus padres.
Íntegro y educado, recibió una educación por parte de ambos padres que entremezclaba las creencias de los dos, no tiene prejuicios contra la sangre y está en contra de los mortífagos. Tiene una gran imaginación y le gusta utilizarla para hacer escritos y algunas cosas más. Es alguien responsable que, por lo general, acata las reglas a menos que estas le parezcan injustas. Se pone serio cuando la situación lo requiere. Se le da muy bien el ajedrez mágico.
A veces pueden llegar a cruzársele los cables, probablemente algo heredado de su padre Alaric, sobre todo cuando se trata algo que amenace la estabilidad de su familia. Parece agresivo y fuera de sí, pero no llega a algo que haya que lamentar, pues su sentimiento moral sigue ahí, intacto.

Historia

Seis años después de que acabase la Segunda Guerra Mágica, Madison Taylor dio a luz a mellizos. Tanto ella como su esposo, Jeremy, habían sido mortífagos hasta la caída de Lord Voldemort, y sus identidades como seguidores del señor oscuro no se vieron reveladas, por lo que no fueron a Azkaban. Sin embargo, sus prejuicios puristas no se vieron afectados. El mejor amigo de Madison Taylor había sido, casi desde que lo conoció, Alaric Köller. Este pidió que fuese la madre de alquiler para él y para su pareja: Engel Wechsel.
Alaric Köller había asistido a Slytherin, al igual que los Taylor, en su etapa escolar, y había sido uno de los mortífagos más jóvenes durante la Segunda Guerra. Sin embargo, acabó enamorándose de Engel Wechsel, un Ravenclaw malhumorado y solitario que había perdido a toda su familia a manos de sus propios tíos, quienes se habían unido a las filas del señor oscuro por cobardía. A pesar de que Engel odiaba a Alaric por cómo se comportaba con todo el mundo y, en especial, con él, terminó por corresponderle cuando su forma de ser cambió un poco a mejor.
Cuando la guerra acabó, Alaric decidió vivir una vida más tranquila junto a Engel y este apartó a un lado el hecho de que el Slytherin había sido mortífago y le había hecho mucho daño. Así, varios años más tarde se casaron, pero no llegaron a pensar en tener hijos ni cómo lo harían, así que fue toda una sorpresa cuando Alaric le propuso a Engel el tema de la madre de alquiler. A Engel nunca le cayeron bien ni Madison ni su marido, pero acabó aceptando y confiando en la idea de Alaric.
Cuando llegaron los mellizos se mostraron sorprendidos, ya que no esperaban dos niños. Poco después, Madison y Jeremy fueron asesinados.
A la hora de ponerles nombre, estuvieron debatiendo durante muchas horas y discutiendo por qué apellido les pondrían. Al final, Engel aceptó que llevaran el apellido de Alaric a cambio de que él pudiera elegir los nombres, así que al niño lo llamó Eberhard, como su tío squib, y a la niña la llamó Ewa, como su abuela materna.
Los niños crecieron cuidándose mutuamente, eran almas gemelas, tanto que presentaron los primeros signos de ser magos al mismo tiempo, cuando tenían siete años. Estaban en el salón jugando a lanzarse una pelotita y de repente comenzaron a hacerlo sin tocarla, lanzándola sólo con la magia. A medida que iban creciendo, fueron educados con la mezcla de la moralidad de ambos padres y, cuando ya tenían uso de razón, Engel y Alaric les contaron que su madre biológica había fallecido. Según crecían, iban desarrollando rasgos de ambos padres, tanto físicos como psicológicos, pareciéndose Ewa más a Alaric y Eberhard, más a Engel.
La familia pasaba las vacaciones en Alemania, pero cuando estas se acababan volvían a Londres para estar cerca del Ministerio de Magia, donde Alaric trabajaba como inefable, y del Hospital San Mungo, en el que Engel trabajaba como sanador. A los once años recibieron una carta de admisión en el colegio Hogwarts. Eberhard fue llamado antes que Ewa y el sombrero lo envió a Ravenclaw enseguida, pero luego ella fue enviada a Slytherin y eso preocupó un poco a Eberhard. Sin embargo, a pesar de estar en casas separadas, su vínculo fraternal no se rompió ni se vio dañado un solo ápice. Sus padres se mostraron contentos con las casas en las que habían quedado.
Fueron pasando los años sin nada preocupante a la vista, sus estudios iban bien y su vida también.

Otros Datos