Ewa Köller ID

Ewa Köller

Descripción Psicológica

Al contrario de lo que se suele pensar o ver de un alumno de Slytherin, Ewa es una chica que suele mostrarse amable con todo el mundo, sin importar cual sea su casa o su estatus de sangre. En la forma de pensar se parece bastante a su hermano Eberhard: No le importa con quien puedan verle los demás, ni lo que puedan llegar a decir de ella,  con el tiempo aprendió que es más fácil ignorar los comentarios ajenos que intentar callarlos a todos uno a uno. Es una chica astuta y decidida, con unos ideales claros y bien definidos que no se dejará influenciar por nadie, y menos si es con la intención de que vaya en contra de su familia o se una al lado de los mortífagos. Su lealtad está firmemente atada a su familia, los hombres más importantes que tiene y tendrá jamás en su vida, y con quienes se muestra más protectora y cariñosa que con cualquier otra persona.
Noble y educada, sabe guardar el respeto que se merecen sus profesores, y con aquellas personas que sepan demostrarle que son de confianza y a los que pueda llamar amigos, se mostrará cariñosa y protectora, los apoyará en casi cualquier cosa y hará lo que esté en su mano por ellos.
Normalmente no suele enfadarse, no con facilidad, y mientras no insultes o le hagas daño a su familia o a sus amigos, tendrás una sonrisa de su parte y su amabilidad, a pesar de que apenas sepa de ti.
Su hermano Eberhard es sin duda su mejor amigo. Su relación con él es más que perfecta, se apoyan el uno al otro, se escuchan, se entienden, se ayudan mutuamente y confían plenamente entre ellos. Está claro que como casi todos los hermanos han discutido alguna vez, pero no llegan a ser discusiones demasiado graves, y no tardan mucho en volver a estar bien el uno con el otro, y son tan escasos esos momentos que se podrían contar con los dedos de una mano y aún sobrarían dedos, pues son como uña y carne, hasta el punto que podría decirse que si uno se hace daño, el otro siente su mismo dolor.

Historia

Casi diez años después de que acabase la Segunda Guerra, Madison Taylor se casó y acabó embarazada de mellizos. Tanto ella como su esposo, Jeremy, habían sido mortífagos hasta la caída de Lord Voldemort, pero al contrario de muchos de sus compañeros, sus identidades se mantuvieron intactas, por lo que se libraron de acabar en Azkaban. Sin embargo, sus prejuicios puristas no se vieron afectados, y ni la caída de "su señor" les hizo cambiar de mentalidad sobre los hijos de muggles. El mejor amigo de Madison Taylor había sido, casi desde que lo conoció, Alaric Köller. Este pidió que fuese la madre de alquiler para él y para su pareja: Engel Wechsel.
Alaric Köller había asistido a Slytherin junto al matrimonio Taylor en su etapa escolar, y había sido uno de los mortífagos más jóvenes durante la Segunda Guerra. Sin embargo, acabó enamorándose de Engel Wechsel, un Ravenclaw malhumorado y solitario que había perdido a toda su familia a manos de sus propios tíos, quienes se habían unido a las filas del señor oscuro por cobardía. A pesar de que Engel odiaba a Alaric por cómo se comportaba con todo el mundo y, en especial, con él, terminó por corresponderle cuando su forma de ser cambió un poco a mejor.
Cuando la guerra acabó, Alaric decidió vivir una vida más tranquila junto a Engel y este apartó a un lado el hecho de que el Slytherin había sido mortífago y le había hecho daño antaño. Así, varios años más tarde se casaron, pero no llegaron a pensar en tener hijos ni cómo lo harían, así que fue toda una sorpresa cuando Alaric le propuso a Engel el tema de la madre de alquiler. A Engel nunca le cayeron bien ni Madison ni su marido, pero acabó aceptando y confiando en la idea de Alaric.
Cuando llegaron los mellizos se mostraron sorprendidos, ya que no esperaban dos niños. Poco después, Madison y Jeremy fueron asesinados.
A la hora de ponerles nombre, estuvieron debatiendo durante muchas horas y discutiendo por qué apellido le pondrían. Al final, Engel aceptó que llevaran el apellido de Alaric a cambio de que él pudiera elegir los nombres, así que a la chica la llamó Ewa, como su abuela materna, y al chico lo llamó Eberhard, como su tío squib.
Los hermanos crecieron muy unidos, cuidándose el uno al otro y ayudándose en todo, como si fueran casi la misma persona. La unión entre ellos era tan fuerte que, cuando hicieron presencia los primeros signos de que la magia corría por sus venas, sucedió al mismo tiempo, a la edad de siete años. Estando en el salón de su casa, jugando a lanzarse una pequeña pelota entre ellos, llegó un momento en el que lo hacían sin necesidad de tocar la pelota, haciéndola moverse únicamente con su magia, algo que alegró mucho a sus padres.
A medida que iban creciendo, fueron educados con la mezcla de la moralidad de ambos padres y, cuando ya tenían uso de razón, Engel y Alaric les contaron que su madre biológica había fallecido, pero la relación y el amor que sentían los chicos por sus padres no cambió ni un ápice, aunque Ewa particularmente quiso investigar sobre ellos para conocer a su madre biológica, aunque solo fuese mediante fotos o cosas que le contaran los que la habían conocido. Según crecían, iban desarrollando rasgos de ambos padres, tanto físicos como psicológicos, pareciéndose Ewa más a Alaric y Eberhard, más a Engel, y la chica acabó dejando a un lado las ganas de saber sobre sus padres cuando descubrió un poco sobre ellos.
La familia pasaba las vacaciones en Alemania, pero cuando estas se acababan volvían a Londres para estar cerca del Ministerio de Magia, donde Alaric trabajaba como inefable, y del Hospital San Mungo, en el que Engel trabajaba como sanador. Por eso, a los once años recibieron una carta de admisión en el colegio Hogwarts. Eberhard fue llamado antes que Ewa y el sombrero lo envió a Ravenclaw enseguida, pero luego ella fue enviada a Slytherin, y eso le hizo preocuparse, pensando que al estar separados su relación se vería afectada. Sin embargo, a pesar de estar en casas separadas, su vínculo fraternal no se rompió ni se vio dañado un solo ápice y a medida que pasaban los años se hacía más fuerte si cabe.
Fueron pasando los años sin nada preocupante a la vista, sus estudios iban bien y su vida también, aunque el estado actual del mundo mágico la tiene bastante preocupada y bastante más cautelosa de lo normal tanto dentro como fuera del colegio.

Otros Datos